“Con qué gusto se recibe el agua fresca cuando se tiene sed;
así se reciben las buenas noticias que vienen de tierras lejanas”
Proverbios 25:25 (BLS)
A todos nos encanta recibir buenas noticias,
una llamada del banco diciéndonos que se triplicó nuestro saldo (a favor, por
supuesto). La buena noticia de un familiar que te invita a un crucero por
rededor del mundo o que tu hijo está en el cuadro de honor por sus buenas
calificaciones, que un ser querido ha sanado… etc, etc.
Hoy puedes recordar la mejor de las mejores
noticias que jamás hubieras podido recibir.
Que Dios te ama. Que quiso tener comunión
contigo y fue por eso que envió “de tierras muy lejanas” a Su único
Hijo a morir en la cruz del Calvario. Pero también resucitó de entre los
muertos al tercer día demostrando así, ser el verdadero Hijo de Dios.
Con la finalidad de pagar tu pecado y solo
creyendo en Su obra y recibiéndole, no solo tienes vida eterna sino el perdón
(por completo) de todos tus pecados, un nuevo propósito por el cual vivir, una
verdadera identidad y sobre todo una relación cercana y personal con Él a
través de la fe en Jesucristo.
Jesús no vino de tierras lejanas a
condenar a nadie, la realidad es que ya estábamos condenados a pasar una
eternidad separados de Dios (Juan 3:17-19). Pero Dios nos ha enviado en la
persona de Su Hijo Buenas Noticias de salvación.
Como un vaso de agua fresca en el
desierto al medio día, así se reciben con gusto las Buenas Noticias.
“Queridos hermanos,
quiero recordarles la buena noticia que les di. Ustedes la recibieron con gusto
y confiaron en ella. Si continúan confiando firmemente en esa buena
noticia, serán salvos. Pero si no, de nada les servirá haberla aceptado”
1 Corintios 15:1-2 (TLA)
- Genaro Álvarez