agosto 17, 2011

Letras Rojas: La prioridad de la Palabra

"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán"
Mateo 24:35

EN VERDAD NECESITO MI BASURA
Hace poco ayudé a un amigo a mover algunas cosas de su oficina. Me asombró la cantidad de cosas que tuvimos que tirar, esa fue la parte más difícil porque mi amigo no quería tirar muchas de esas cosas. De pronto me dí cuenta de que tengo algo de experiencia en lo referente a mudanzas. Alguna vez tuvimos un negocio mi esposa y yo, y nos movimos de lugar 4 veces. De casa me mudé 3 veces desde que me casé (las últimas dos en un lapso de 2 meses y medio y de un estado a otro). 

Algo elemental al mudarse (especialmente si te mudas de ciudad) es aprender a desechar lo que NO OCUPAS. Uno pensaría que es fácil, pero no lo es. Todo el tiempo guardamos cosas a las que les atribuimos algún valor pero que no usamos nunca, aunque nos cuesta trasladarlas y nos cuesta guardarlas. A la hora de mudarse simplemente te resistes a tirar toda esa basura porque "la necesitas".


VAMOS DE PASO
En la vida hacemos lo mismo. Atesoramos en la mente y en el corazón un sin fin de basura (conceptos, recuerdos, ideas, convicciones, prejuicios, relaciones que quedaron en el pasado, experiencias, etc;), que nos estorban a la hora de vivir para la gloria de Dios, porque careciendo de valor el día de hoy ocupan un lugar que debería ocupar algo que sí tiene valor: La Palabra de Dios.

La Biblia dice que como creyentes, nuestra condición es de peregrinos y extranjeros. Esto significa que realmente ¡estamos en el proceso de mudanza! (1 Pedro 2:11). Así que nuestra mentalidad debería ser la de "viajar ligeros" llevando únicamente lo vital e importante, lo verdaderamente necesario.

Piensa un momento en lo que dice Jesús en Mateo 24:35 y reflexiona en el incalculable valor de la Palabra de Dios en contraste con todo lo que atesoramos en esta vida. 

LA PRIORIDAD DE LA PALABRA
Cómo sería nuestra vida si reconociéramos el valor eterno de la Palabra de Dios. ¿Cómo cambiaría nuestra manera de relacionarnos con ella personal y congregacionalmente? Piensa en el gozo que resultaría de saber que estamos invirtiendo en algo que nunca pasará, algo que nunca perderá su valor. El resultado final sería que la Palabra ocuparía el lugar más importante en nuestra vida. 

Hoy las palabras de Jesús nos invitan a amar, estudiar, practicar, memorizar, compartir, enseñar, meditar, cantar, transcribir y orar la Palabra de Dios, que nunca pasará, nunca perderá su valor y nunca nos será quitada.